lunes, 19 de septiembre de 2011

El Reflejo de Una Relación con Dios



Observemos el día de una persona “normal”.
Te levantas, ves que es hora de ir a tu trabajo y te preparas para lo que traiga ese nuevo día.
Llegas al lugar de trabajo y te cuesta un poco encontrar parqueo. Entras a tu oficina y en tu escritorio está una torre de papeles por revisar, unas cuantas cartas de tus superintendentes y tu taza de café vacía. Por los pasillos saludas a unos cuantos compañeros que ves casi todos los días.
Te dices a ti mismo que será un largo día. En fin, trabajas y trabajas… Tomas un descanso para relajarte, almuerzas y sigues trabajando.
Sales de trabajar y te encuentras un tráfico terrible, y llegas desesperado pero feliz de estar de nuevo en casa. Tu familia de espera, y ese día hay reunión en tu iglesia local, y te preparas de nuevo y te vas de camino. En la iglesia, saludas a varios amigos del alma que hace días no mirabas, y entras a la conferencia.

Lo Que Dios Busca


Se busca:  Una persona que tenga un corazón dispuesto a servir a Dios.
¿La recompensa? ¡Tener el honor de servirle al Creador del Universo!
(Y con ello, dar testimonio en este mundo a todas las personas de que ¡tener una relación personal con El es lo mejor que existe¡Es una experiencia increíble!)

¿Qué es lo que busca Dios?
  • Dios está buscando personas que constantemente estén cambiando el mundo en que vivimos…
  • Dios está buscado a personas que estén dispuestas a dejar que El trabaje en y sea el Señor de sus vidas.
  • Dios está buscando a personas que pueda hacer hazañas tales que nadie ha visto ni ha escuchado…
  • Y Dios está buscando a alguien en especial…
Dios te está buscando a ti.
¿COMO? ¿QUÉ? ¿CUANDO? ¿DONDE? (Puede ser que te estés haciendo estas preguntas en tu cabeza, ya que te resulta un poco imposible creer que Dios haría tales obras con tu vida.)

10 Razones Bíblicas Porque los Cristianos Debemos Diezmar

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Malaquias 3:10
2.- Porque al no hacerlo le robamos a Dios y a nosotros mismos.
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Malaquias 3:9
3.- Porque al diezmar, Dios nos protege y nuestra productividad aumenta.
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Malaquias 3:11
4.- Porque Moises nos lo enseña desde el Antiguo Testamento.
Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Deuteronomio 14:22
5.- Porque nuestro Señor Jesucristo lo confirma en el Nuevo Testamento.
!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. Mateo 23:2

martes, 16 de agosto de 2011

¡Cuidemos el Planeta que Dios nos dio!

Antes de empezar con la entrada, veamos cómo Dios creó este planeta, y qué opinaba al respecto:
“Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos.” (Génesis 1:6-7) 


Diferencia Entre Felicidad y Gozo

La felicidad depende de las circunstancias que nos suceden, y es por esa razón que nos volvemos esclavos de  ellas. Porque debemos reconocer que las circunstancias a veces no son buenas. Es en este momento cuando necesitamos gozo, la felicidad depende de las circunstancias, el gozo depende del Señor, debemos regocijarnos en el Señor siempre, y la razón es porque Él nunca cambia a diferencia de las circunstancias.
¿Cómo debemos tener plenitud de gozo?
Muchas veces buscamos en lugares equivocados, a muchos nos pasa eso, una vez buscaba las llaves de mi motocicleta pero no las hallaba por ningún lado, busque en mis pantalones sucios, en mi mochila, debajo de la cama, moví muebles pesados para saber si estaban debajo, pero no las hallaba, hasta que mi hermana menor las busco detenidamente en el lugar donde siempre las dejo (yo no lo había hecho bien, solo pase de “re- ojo”) resulta que estaba en el lugar de siempre, debajo de una cinta.