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lunes, 2 de mayo de 2011

¡En Cristo Más que Vencedores!

¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Juan 5:5)
Cuando colocamos nuestra vida espiritual en el altar de nuestro Dios, confiamos a Cristo todas nuestras batallas y confesamos que nada podemos hacer sin su intervención, pasamos a ser, entonces, Fuertes y más que vencedores.
Nuestra confianza no está basada en nosotros mismos, pero si en el Rey de los reyes y Señor de los señores quien es Cristo Jesús.  No existe fracaso para un hijo de Dios, no existe desánimo solo pruebas. Cuando caemos Él nos levanta, cuando lloramos Él nos consuela y nos hace sonreír nuevamente, cuando todo parece perdido, Él nos presenta la puerta de las grandes victorias.   Cuando nuestra fe en el hijo de Dios es ciega, descansamos delante de todas las batallas.  Él pelea por nosotros, nos protege del ataque del enemigo, nos lleva a las fuentes de aguas tranquilas.  
Nosotros, como David, confiamos en la fuerza del Señor.  ¡La victoria es garantizada!
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (Romanos 8:37)
Dios Te Bendiga!!

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