La felicidad depende de las circunstancias que nos suceden, y es por esa razón que nos volvemos esclavos de ellas. Porque debemos reconocer que las circunstancias a veces no son buenas. Es en este momento cuando necesitamos gozo, la felicidad depende de las circunstancias, el gozo depende del Señor, debemos regocijarnos en el Señor siempre, y la razón es porque Él nunca cambia a diferencia de las circunstancias.
¿Cómo debemos tener plenitud de gozo?
Muchas veces buscamos en lugares equivocados, a muchos nos pasa eso, una vez buscaba las llaves de mi motocicleta pero no las hallaba por ningún lado, busque en mis pantalones sucios, en mi mochila, debajo de la cama, moví muebles pesados para saber si estaban debajo, pero no las hallaba, hasta que mi hermana menor las busco detenidamente en el lugar donde siempre las dejo (yo no lo había hecho bien, solo pase de “re- ojo”) resulta que estaba en el lugar de siempre, debajo de una cinta.